01 junio 2006

El Estado de la nación

El debate sobre el estado de la nación centra cada año las discusiones políticas durante una o dos semanas. Para no ser menos, aquí va mi reflexión.
Creo que ha sido uno de los debates donde más patente ha quedado la diferencia de discurso entre gobierno y oposición. Las críticas de los comentaristas y medios de comunicación (algunas, feroces, incluso en los medios de la derecha extrema) han sido casi unánimes en cuanto al agotamiento del discurso de Rajoy. No es que tuviese un mal día (probablemente lo tuvo) ni que sea mal parlamentario (aunque no me guste su estilo), es que el armazón ideológico y político de lo que dijo no se sostiene. La táctica del "cuanto peor, mejor", del profeta de desgracias y apocalipsis, del que desea a su país todos los males porque eso le beneficia a él tiene, afortunadamente, un corto recorrido.
El discurso rancio de "se rompe España" ya no funciona. No tiene gancho, fuerza ni tirón (y menos, cuando se está viendo más claramente cada día que España no se rompe). El tremendismo ante el fenómeno de la inmigración ya ha sido analizado en este blog hace unos días: es puro Le Pen apelando a lo peor de cada uno y a los miedos más irracionales para conseguir ventaja. Le sitúa en un abrazo (mortal) con la extrema derecha que tendrá un coste electoral para el PP o un coste moral para nuestro país, tal vez irreparable. Fue más prudente Rajoy en su táctica de desgaste con el tema del terrorismo. Pero la prudencia le duró 24 horas. Ya ha hecho unas nuevas declaraciones amenazando al gobierno, estrechando el cerco, planteando ultimatums inaceptables. Lo dijo González y tiene razón: la postura del PP en materia terrorista debilita al gobierno y por eso lo hacen. No sé si son plenamente conscientes de que, en este tema, lo que debilita al gobierno fortalece a ETA. Probablemente sí son conscientes y les da igual.
En el lado positivo, ha habido numerosos anuncios interesantes que beneficiarán a los ciudadanos: medidas para favorecer la contratación indefinida de jóvenes, becas y préstamos sin interés para cursos de postgrado, subvenciones para cursos de inglés. La ley de dependencia (ver en este blog el post "Elogio de la debilidad") y la de igualdad supondrán una extensión de derechos de los menos favorecidos, lo que unido al incremento de la cooperación para el desarrollo nos sitúa en un horizonte de amplio contenido social para el fin de la legislatura.

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