07 marzo 2008

Hacia un voto inteligente

Hace años, en una conferencia, un asesor electoral de Clinton dijo que la debilidad estructural de la izquierda española era que, en su seno, había dos partidos, mientras que la derecha estaba unida, con una sola opción que permitía agrupar el voto. Estoy de acuerdo. La Ley d'Hont hace que el mismo número de votos, repartido entre dos listas, obtenga mucha menos representación en conjunto que si se dirige a una sola. Además, en muchas circunscripciones los partidos minoritarios no tienen NINGUNA probabilidad de obtener escaño. TODOS los votos que se depositen en la urna con esas siglas irán directamente a la papelera. Para el senado, la cosa es aún peor: la tercera fuerza política nunca obtiene representación, por la propia mecánica de asignación.
Todo lo que no sea apoyar masivamente el domingo al PSOE es ahondar esa debilidad y, por tanto, dar facilidades al PP. No apelo al voto útil, apelo al voto inteligente, al voto que puede parar a los campeones de la mentira, de la guerra y de la crispación. Y ese voto es sólo uno: el que demos masivamente a José Luis Rodríguez Zapatero.

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