Nuevamente, las encuestas dan como vencedor del debate a Zapatero. Con más diferencia, incluso, que en el anterior. Eso no quiere decir que estuviese mejor técnicamente, o que se le ocurriesen las réplicas más ingeniosas. Creo que cuando un ciudadano vota ganador piensa en qué discurso le ha sonado más ilusionante, en qué propuesta le ha seducido más. Y la victoria sin paliativos de Zapatero nos muestra que el discurso de la ilusión, de la humildad, del progreso y los derechos sociales ha calado más que el del tremendismo y el fin del mundo que predica Rajoy. Me alegro de ello.
El tono firme, pero respetuoso, del presidente y la credibilidad que suscita también han, sin duda, contribuido a esa victoria, a ese sentimiento que lleva a quien ve el debate a identificarse más intensamente con José Luis, antes que con un Mariano estancado en formas antiguas y bastante reaccionarias.
04 marzo 2008
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