Comienza la campaña electoral y la derecha española, unida a los poderes fácticos y económicos que suelen acompañarla, formula su primer chantaje a la ciudadanía: o gana el PP en Valencia, o no hay Fórmula 1. Castigados, por no saber votar correctamente.
Es difícil hilvanar un argumento sosegado y racional con el que responder a estas argucias. Lo primero, que se trata de un farol. Si no gana el PP, también habrá Fórmula 1 en Valencia. Se volverá a negociar, los nuevos gestores llegarán a un acuerdo y otro Gran Premio vendrá a nuestro país, para unirse al de Montmelló.
En segundo lugar, que si Camps ha utilizado dinero público para gestionar unas negociaciones con Ecclestone que sólo fructificarían en caso de que él gane las elecciones, no es difícil imaginar a qué figura del código penal responde tal comportamiento.
En tercer lugar, cabe resaltar que en todo lo sucio, lo indecente y lo casposo que sucede en nuestro país está la mano de Aznar detrás. En este caso, a través de su yerno Agag, que participó, según cuentan los diarios, activamente en la negociación. ¿Cobró su correspondiente comisión? ¿De dinero público? ¿Para conseguirle a Camps un fogonazo electoralista?
En fin, todo son preguntas. Como habitualmente, no tengo respuestas.
Por último, estoy seguro de que los valencianos no caerán en una trampa tan burda, no se dejarán intimidar por el matonismo de la derecha político-económica, por los especuladores del suelo, por los sinvergüenzas que ligan una inversión como la del circuito valenciano con el voto a la peor derecha que hemos tenido en democracia. La de Rajoy, Acebes y Zaplana.
11 mayo 2007
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