Un australiano, de nombre Jeffrey Lee, lo ha hecho. Se los ofrecen a cambio de acceso a las tierras de sus antepasados, en las que abunda el uranio. Él sostiene que no los necesita, que tiene un trabajo, caza y pesca, las cosas que importan en la vida.
La noticia es chocante, rompe nuestros esquemas. En este mundo capitalista, en que todo se valora en dólares o euros, parece imposible que alguien rechace una fortuna semejante. Sirva el asunto para la reflexión veraniega.
Puedes leer la noticia completa en el periódico australiano "The Age":
No hay comentarios:
Publicar un comentario