24 julio 2007

Más poder religioso, menos libertad

El último libro de Harry Potter no se puede vender en sábado en Israel

La noticia se comenta por sí misma. ¿Es este el futuro que quieren imponernos, también en España, quienes luchan contra la separación Iglesia-Estado? Cualquier aspecto de la vida civil, por nimio que sea, ¿habrá de quedar supeditado a la voluntad de la religión mayoritaria? ¿Pretenderá también la Conferencia Episcopal española expedir certificados sobre qué actividades podemos y no podemos hacer cada día? En Israel, los líderes políticos han de someterse a los religiosos:

El ministro israelí de Industria, Comercio y Trabajo, Eli Yishai, dijo hoy que estudia multar a cualquier librería o comercio que abra sus puertas el sábado para vender la última entrega de las aventuras del mago Harry Potter.Yishai, líder del partido religioso sefardí Shas y que integra la coalición del Gobierno israelí, dijo que existen límites de hasta dónde puede llegar Israel con el objeto de convertirse en una nación como cualquier otra, informa la edición electrónica del diario The Jerusalem Post. "He dado instrucciones a los inspectores para que estén preparados... y pienso sancionar a quien rompa la Legislación del sabbat (jornada sagrada de descanso sabático en el judaísmo)", aseveró el ministro. A partir del sábado 21 de julio, las librerías de todo el mundo podrán vender la esperada obra titulada "Harry Potter and the Deathly Hallows", con la que la escritora británica Joanne K. Rowling pondrá fin a la serie más exitosa de la historia de la literatura. El final las aventuras del mago Potter tras siete libros de aventuras es un secreto celosamente guardado hasta la fecha oficial de lanzamiento del libro, a las 00.01 hora británica del sábado 21 de julio (23.01 GMT del viernes). En Israel, la hora en la que los lectores podrían adquirir el libro es a las 02.01 de la madrugada del sábado, por lo que el público judío devoto tendrá que esperar a que concluya la jornada sabática para acercarse a las tiendas. El sabbat, que comienza al anochecer del viernes y se prolonga hasta el anochecer del sábado, es el día más sagrado para los judíos y durante esta jornada los ortodoxos observan un estricto descanso. En la antigüedad la violación de este descanso podía ser castigada con la muerte por lapidación.
La Vanguardia

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