
Los planes de la República de una regeneración de España a través de la educación, que venían proponiendo Giner y otros numerosos miembros de la Institución Libre de Enseñanza, no hubieran sido posibles sin la colaboración de una legión de personas que, desde sus puestos en la Escuela, como maestros y maestras, comenzaron una tarea educativa que exasperaba a las fuerzas de la derecha y fue violentamente truncada por la guerra civil. La ferocidad con que las fuerzas vencedoras de la guerra, los militares golpistas y los partidos próximos al fascismo, se ensañaron con los maestros de la República indica a las claras cómo su tarea era vital en la modernización de la sociedad, en la edificación de una democracia duradera y en la construcción de una ciudadanía consciente de sus derechos y exigente de sus libertades. Naturalmente, los golpistas de julio de 1936 no podían consentirlo.
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